Este mes de mayo en el Museo de la Conserva:

  • Redescubrimos recetarios antiguos a través de la campaña #ComidaViejuna
  • Compartimos la experiencia de Maia Costas, estudiante en prácticas en el museo
  • Presentamos una nueva entrega de #FamiliasDeLaConserva, dedicada a los Massó

Comida viejuna | sabor, nostalgia y estética

Este mes lanzamos una campaña especial titulada #ComidaViejuna, con la que recuperamos los recetarios domésticos que forman parte de nuestra colección y que, además de recetas, conservan formas de vida, hábitos visuales y memoria cultural.

Inspirados por publicaciones recientes que reivindican la cocina “pasada de moda” como archivo emocional, hemos compartido dos piezas:

Ambas publicaciones invitan al público a reinterpretar o recrear esas recetas, y a compartirlas con el hashtag #ComidaViejuna como forma de mantener viva una parte olvidada de la cultura gastronómica gallega.

Entrevista a Maia Costas | mirada joven sobre el museo

Otra de las publicaciones del mes la protagonizó Maia Costas, alumna en prácticas del Grado de Historia del Arte de la USC, quien colaboró en tareas de catalogación en el museo durante febrero y marzo. En un breve vídeo compartido en redes, Maia cuenta en primera persona qué estudia, en qué ha consistido su trabajo, qué es lo que más le ha gustado y por qué le gustaría trabajar en el museo en el futuro.

Esta pieza forma parte de nuestra nueva sección Visítanos, con la que queremos dar visibilidad a las personas que forman parte del día a día del museo y mostrar el valor de la experiencia desde dentro.

La saga Massó | una industria familiar con mirada atlántica

La familia Massó representa uno de los casos más emblemáticos de industrialización ligada al mar en Galicia. Originarios de Cangas do Morrazo, a finales del siglo XIX pusieron en marcha un proyecto empresarial que marcaría profundamente la historia de la conserva gallega y la transformación pesquera.

A diferencia de otras iniciativas de la época, los Massó apostaron por un modelo integrado y autosuficiente: controlaban la pesca, el proceso de transformación, la fabricación de envases metálicos y la distribución. Esta estrategia les permitió optimizar recursos, garantizar calidad y posicionarse como una marca de referencia tanto en el mercado nacional como en el internacional. En paralelo, impulsaron innovaciones tecnológicas y organizativas que modernizaron el sector y sirvieron de modelo para otras conserveras.

Su aportación, sin embargo, va más allá de lo económico o industrial. La fábrica de Massó no solo fue un motor de empleo para Cangas y su entorno, sino también un referente en términos sociales y culturales. La implicación con la comunidad local —especialmente con las mujeres que trabajaban en la línea de producción— forma parte inseparable de su legado. De hecho, en muchas familias gallegas el apellido Massó evoca historias personales de esfuerzo, progreso y pertenencia.

Desde el punto de vista visual y publicitario, los Massó fueron también pioneros: desarrollaron una identidad gráfica potente, con etiquetas muy cuidadas, campañas promocionales innovadoras y recetarios como el que rescatamos este mes en nuestra campaña #ComidaViejuna. El equilibrio entre funcionalidad, estética y mensaje consolidó su marca como símbolo de prestigio y buen hacer.

En la colección del Museo da Conserva se conservan latas originales, etiquetas, documentos y materiales que permiten reconstruir esta historia en toda su complejidad. La publicación que preparamos dentro de #FamiliasDeLaConserva busca rendir homenaje a una familia que supo unir tradición, mar, industria y cultura con una visión moderna, inclusiva y proyectada hacia el mundo.

Acción de comunicación financiada por la Xunta de Galicia y la Unión Europea.

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