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La década de los ochenta es un periodo de crisis general para el ámbito
de las conservas, salpicado por las crisis sanitarias del aceite de colza
que desató la desconfianza hacia todos los productos que contenían
aceite (el sector tuvo que hacer una gran inversión económica para des-
El paso al Libia, la entrada en la comunidad europea. Pero a pesar de esta restruc-
mentir el uso de colza en las conservas de pescado), o los impagos de
turación del sector, la publicidad de esta década ha quedado registrada
en la memoria colectiva, anuncios de la TV con slogans que a día de hoy
Audiovisual siguen siendo reconocidos y usados hasta por los más jóvenes. La pu-
blicidad se convirtió en los años setenta y ochenta en uno de los pilares
estratégicos para muchas empresas del sector.
(1975-1990)
A partir de 1975, el país se abre políticamente al sistema democrático y
económicamente a Europa en 1986, grandes transformaciones estruc-
turales sacuden el fin de siglo español en su camino hacia la contempo-
raneidad que culminan con la globalización, el nuevo milenio y nuevos
paradigmas tecnológicos como la digitalización, y conceptos como el
desarrollo sostenible socioeconómico y ambiental como piedras angula-
res del nuevo milenio.
Para la industria conservera va a ser una etapa de grandes logros ani-
mados algunos por el instinto de supervivencia mercantil; la competiti-
vidad y una inmensa sensación de crisis permanente que sin embargo
aúpa al sector a partir de los noventa en el primer productor de conserva
de Europa y entre los primeros a nivel mundial. Esto se debe a la apues-
ta por el atún tropical como especie predominante facilitado por los ade-
lantos tecnológicos como el frio industrial, nuevos y lejanos caladeros.
La atunización del sector en los años setenta y la incorporación de
una nueva especie como el atún tropical moviliza a la industria con- Publicidad de MIAU en exteriores.
servera a invertir en campañas de publicidad para introducir este
producto en las costumbres alimentarias españolas.
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